Por Juan Tomás Valenzuela
Cual si fuera una barquilla,
el rufián de Miguel Vargas
le quitó al jacho la carga
y lo convirtió en colilla.
Este buga… de orilla
agarró el buey que más jala
y después de un tirijala
con el calvo de Gurabo,
cogío al toro por el rabo
y por poco lo regala.
A cambio de un nombramiento
para él y algunos secuaces,
Miguel sacó de las bases
al aguerrido jumento.
Y alzando su voz al viento
fue y pactó con el contrario.
Cambiando este dromedario
casi 80 años de lucha,
por un cargo, una capucha,
dos decretos… tres denarios.
Hoy, aparcado en la orilla
de la lucha popular,
Miguel intenta cambiar
el jacho por la barquilla.
Y si no se le encasquilla
el cañón al mandatario,
Miguel irá de becario
otra vez el 2020,
a lamberle al presidente
un puesto de funcionario.
Me dicen que la eminencia
que ejecutó esta comanda
fue el marido de Yolanda,
la que está en ProCompetencia.
El nivel de inteligencia
que tuvo este publicista,
es la más grande conquista
que ha tenido artista alguno,
ya que el cambio es oportuno
pa’la causa danilista.
Según Miguel, si no pasa
el proyecto en el congreso,
el no va a mover un hueso
por otro líder de masas.
El se quedará en su casa
observando la derrota,
de quien tiene la pelota
y no la quiere ceder,
o se intentará vender
igual que la bergamota.
Juan de los Palotes
11 julio 2019